El Gas Radón vive en miles de viviendas españolas, pero la inmensa mayoría de sus habitantes no lo sabe, pese a tratarse de un gas radiactivo que puede suponer a largo plazo un importante riesgo para la salud. Procedente del subsuelo, tiende a acumularse en el interior de las viviendas edificadas en zonas montañosas y ricas en uranio, como Galicia o la Sierra de Guadarrama, y es la segunda causa de cáncer de pulmón después del tabaco.
¿Porque lo llamamos «El peligro Invisible?
Porque no huele, no tiene sabor, no tiene ningún color, pero es un gran peligro. No nos irrita los ojos ni la garganta, pero es responsable de muchos cánceres de pulmón. Está en muchos de nuestros hogares. Se produce por la desintegración radioactiva natural del uranio presente en las rocas y el suelo. El radón también puede encontrarse en el agua y en determinados materiales de construcción de mala calidad.
La presencia de concentraciones elevadas del Gas Radón en el interior de las viviendas eleva en casi siete veces el riesgo de cáncer de pulmón, una enfermedad que mata cada año a casi 20.000 personas en España.
Pese a las reiteradas demandas de los científicos sobre la necesidad de tomar medidas para prevenir este riesgo, las administraciones han hecho hasta ahora caso omiso, de forma que no hay ninguna norma que obligue a que las casas construidas en zonas de riesgo cuenten con las adecuadas medidas de protección para cerrar el paso del radón al interior de los inmuebles, donde llega desde el subsuelo a través de los cimientos, el material de construcción, las grietas del suelo o los huecos de las tuberías.
La Sierra de Guadarrama y Galicia son dos de las zonas de mayor concentración de gas