El 12 de septiembre de 2013 se ha publicado en el Boletín Oficial del Estado la Orden de actualización del Documento Básico HE Ahorro de Energía del Código Técnico de la Edificación, que estaba vigente desde su aprobación, en 2006, mediante el RD 314/2006, de 17 de marzo.
Son varias las razones por las que se lleva a cabo esta actualización. Por un lado la actualización periódica del CTE, conforme a la evolución de la técnica y a la demanda de la sociedad, viene obligada por la propia Ley de Ordenación de la Edificación. Además, la Directiva 2010/31/UE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 19 de mayo de 2010, relativa a la eficiencia energética de los edificios, obliga a establecer y revisar periódicamente los requisitos mínimos de eficiencia energética de los edificios, tales como los que establece el CTE.
La Directiva requiere además que estos requisitos mínimos de los edificios o sus partes, permitan alcanzar unos niveles óptimos de rentabilidad, según una metodología común europea, y también que, antes del 31 de diciembre de 2020, todos los nuevos edificios tengan obligatoriamente un consumo de energía casi nulo, objetivo que se anticipa dos años para los edificios nuevos que estén ocupados y sean propiedad de autoridades públicas.
En esta dirección, la actualización del Documento Básico de Ahorro de energía, DB-HE, partiendo de las exigencias establecidas en 2006, constituye la primera etapa de aproximación hacia ese ambicioso objetivo de conseguir ‘edificios de consumo de energía casi nulo’ antes de las fechas citadas.
No hay que olvidar que la edificación supone, tanto en España como en Europa, un importante consumidor de energía, por lo que una limitación de su consumo y una mayor utilización de energía procedente de fuentes renovables, junto con el ahorro energético y una mayor eficiencia energética, constituyen parte importante de las medidas necesarias para cumplir los objetivos nacionales y los compromisos internacionales, tales como el paquete de medidas de la Unión Europea sobre energía y cambio climático, que configuran el denominado objetivo 20-20-20.
La mayor eficiencia en el uso de la energía de unos bienes tan duraderos como los edificios, derivada de esta actualización del CTE, producirá, no solo a corto plazo, sino a lo largo de su vida útil unos efectos económicos y medioambientales beneficiosos, no solo globalmente para el conjunto del país, sino también para las economías domésticas de los propios ciudadanos, particularmente en un escenario de precios crecientes de la energía.
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